Preguntas Frecuentes

«Un camino hacia tu salud, con alivio en cada paso»

¿Qué es y para que sirve la psicología?

La psicología trata del conocimiento del ser humano, de cómo funcionan su procesos mentales y afectivos, de la influencia entre el cuerpo y la mente y de cómo explicar su comportamiento, consciente e inconsciente.

Seguramente es la primera forma de conocimiento que tuvo el ser humano cuando empezó a ser consciente de sí mismo y el mundo del que formaba parte, y abarca todos los aspectos de la experiencia humana.

La psicología explora conceptos como el aprendizaje, la percepción, la atención, la motivación, la emoción, las relaciones personales, el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso, el desarrollo de la inteligencia, el pensamiento, la personalidad, lo que hay más allá de la personalidad, la consciencia y la inconsciencia.

Mientras que el conocimiento psicológico es empleado frecuentemente en la evaluación o tratamiento de las psicopatología, en las últimas décadas los psicólogos también están siendo empleados en los departamentos de recursos humanos de las organizaciones, en áreas relacionadas con el desarrollo infantil y del envejecimiento, los deportes, los medios de comunicación, la publicidad, la politica, el mundo del derecho y las ciencia forenses y, en general, en el desarrollo de nuestras potencialidades para disfrutar de mayor bienestar y calidad de vida.

¿Qué es un individuo sano?

Un individuo sano es aquel que goza de un estado de bienestar en su esfera física, emocional, mental y relacional y que sabe como afrontar y recuperar el equilibrio ante situaciones estresantes.

El individuo sano no lo es porque no haya nada que altere su equilibrio, lo que le caracteriza es que si hay algo que interfiere en alguno de los aspectos que hemos mencionado antes, sabe como gestionarlo y así seguir manteniendo su estado de bienestar. ¡Sabe como cuidarse!

¿Cuándo es preciso acudir a un psicólogo?

Algunas pistas:

  • Cuando las relaciones sociales son un problema.
  • Empiezan a aparecer somatizaciones (diversos dolores y dolencias físicas, de difuso origen orgánico)
  • Sufres ataques de ansiedad (presión en el pecho, aceleración del ritmo cardiaco, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración…).
  • Cuando se padecen fobias, con mayor o menor intensidad (a animales, a conducir u otras actividades, a determinados lugares o situaciones sociales…)
  • No tienes control sobre las emociones (miedos, rabia, angustia, tristeza, desolación, sentimientos de impotencia, desesperanza…).
  • Te encuentras en una situación límite, que no sabes resolver o no tienes fuerza para afrontar (problemas graves de pareja, hijos o trabajo).
  • Cuando existen adicciones de diverso índole (juego, sustancias, emociones, compras compulsivas…)
  • Cuando hay un trastorno de personalidad.
  • Sientes que tu área emocional te arrastra y no eres capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar inteligentemente.
  • Te atosigan pensamientos negativos, catastrofistas, obsesiones o fijaciones… que te impiden vivir la vida con normalidad.
  • Deseas que la vida se acabe y sientes que las cosas o tu vida no tienen sentido.
  • Sientes una agresividad que eres incapaz de controlar, y sabes que puede desencadenar en situaciones límite.
  • Por el fallecimiento de un ser querido, duelos…
  • Algún trauma en tu niñez, como maltrato, abuso, dejan secuelas en el comportamiento al ser adultos.
  • Tienes conductas repetitivas y poco comunes (comprobar una y otra vez si cerraste la puerta, por ejemplo)
  • Piensas que todo el mundo está en su contra.
  • Tienes grandes dificultades para descansar, conciliar el sueño, desconectar de situaciones, y no puedes vivir la vida con normalidad.
  • Te acompaña un estado de cansancio y desvitalización habitualmente.
  • Quieres conocer más de tí misma/o, aprender cómo funciona tu mente, emociones, consciencia y cuerpo físico, desarrollar tus potencialidades y afrontar con más capacidad los problemas que la vida trae. Aprender nuevas habilidades; mejorar tu comunicación, rendimiento laboral, disfrutar más intensamente del presente.
¿Cuanto tiempo dura una terapia?

Depende, no existe un criterio unico que permita determinar dicha duracion. Son varios los factores que influyen, uno fundamental es el tipo de problema. Algunos pueden ser dudas puntuales en algún tema que con muy pocas sesiones se pueden resolver. Otros pueden formar parte de un trastorno psicopatológico y entonces su tratamiento se extenderá más en el tiempo.

Tambien influye, tanto en el proceso terapeutico como en la duración del mismo, la empatía y confianza entre cliente y terapeuta, la implicación de la persona en la terapia, que se practiquen las pautas y ejercicios propuestos, la confianza en el cambio, la capacidad del terapeuta de dar con el camino más apropiado…

¿Puede un psicólogo ayudar a alguien que no quiere ser ayudado?

Difícilmente, ya que una de las premisas básicas para que el proceso terapéutico funcione es participar activamente del mismo, ser parte responsable. También se puede ver por qué no quiere ser ayudado, eso en sí mismo ya sería motivo de consulta.

¿Es normal tener vergüenza por ir al psicólogo?

En esta sociedad no se juzga no saber conducir un vehículo o manejar un ordenador, pero el hecho de no saber conducir nuestros pensamientos y emociones o relaciones está estigmatizado. Cuando en realidad pocas personas saben cómo funciona su mente, cuerpo y mundo emocional y cómo desarrollar sus potencialidades. En algunos casos la suma de este desconocimiento y determinadas circunstancias conduce a problemas psicológicos. Hay que ir aceptando que ir al psicólogo es tan necesario y lógico en un momento de nuestra vida como acudir a cualquier profesional de la salud o a un entrenador personal o profesor de apoyo.

En las primeras sesiones muchas personas están nerviosas porque sienten vergüenza por los motivos de consulta y por no ser capaces de resolverlos. También implica compartir nuestra intimidad, aquello que no somos capaces de manejar en un momento determinado y que nos sobrepasa, y hacer esto publico puede colocarnos en un lugar de aparente vulnerabilidad y fragilidad. En realidad aceptar que se tiene una dificultad y pedir ayuda para resolverla es una señal de fortaleza y capacidad de afrontamiento.

Es importante plantar cara a los tabúes, aceptar la vergüenza y romper el hielo acudiendo a la primera visita. La confianza con el psicólogo eliminará la vergüenza y la ansiedad en las siguientes sesiones. Y el proceso que comenzó con un sufrimiento terminará convirtiéndonos en expertos en el manejo de nosotros mismos.

¿Por qué tanta gente necesita apoyo psicológico?

Hay varios motivos: estamos inmersos en una sociedad altamente estresante cuyo ritmo no es respetuoso con los ritmos biológicos y cíclicos del propio individuo. Apenas contactamos con la naturaleza, como también hay poco contacto físico con nuestra red afectiva. Gran parte de la comunicación es “virtual”, realizada a través de las redes sociales con poca interacción directa.

No nos educan para hacernos cargo de nuestra psicología, es el “sálvese quien pueda”. Además vivimos en una sociedad consumista donde funciona el “tanto tienes, tanto vales”, lo que lleva a que tanto en las relaciones personales como laborales la lucha y la competitividad sean la norma.

La tensión y lucha rigen nuestra actividad cotidiana, cuando la relajación debiera ser la base.

El foco de atención no se pone en lo que siento y cómo lo siento sino en la identificación con los pensamientos, lo cual nos separa de los demás aspectos de nosotros mismos y nos hace tergiversar y alejarnos de la realidad, haciéndonos vulnerables a la manipulación de nuestras creencias.

Somos seres conscientes pero se ignora este aspecto fundamental del ser humano, que vertebra lo físico, emocional y mental, es nuestra identidad más básica y el eje que nos permite encontrar el auténtico equilibro y refugio. Estamos lejos de casa aunque la llevamos con nosotros.

¿Cómo sé si mi dolencia física tiene un componente psicológico?

Más bien la pregunta es en qué medida tiene un componente psicológico, pues sabemos que siempre hay un aspecto emocional presente cuando sufrimos un problema físico. En muchos casos como origen del problema, en otros como efecto secundario del padecimiento físico.

El Sistema Nervioso, tanto el Central (pensamientos negativos) como el Autónomo (regulador de las respuestas emocionales y de todas las funciones corporales) participan en cualquier enfermedad, psíquica o física.

Por ello, bien como abordaje imprescindible para eliminar la causa, o bien para aliviar los síntomas, siempre es recomendable un intervención psicológica cuando existe una enfermedad orgánica.

¿Por qué no se enseña psicología práctica en las escuelas?

Buena pregunta. Nos enseñan datos, a leer y sumar y otras habilidades básicas pero no a sacar el mejor partido a nuestro mundo mental, a pensar con discernimiento y creativamente, a gestionar nuestras emociones y relacionarnos con los demás, a desarrollar nuestras habilidades de atención y consciencia, de organización e investigación, resolución de problemas y conflictos, a relajar nuestro sistema nervioso para afrontar situaciones de estrés…

Tal vez la educación tal como está planteada pretende hacernos dóciles y adaptables a las normas, temerosos de decidir por nuestra cuenta o generar las propias respuestas. Proclives por tanto a la manipulación y resignados de antemano a que las cosas son como son y el cambio hacia mejor y la abundancia son utopías.

Por fortuna, hay centros y profesores que, a pesar de sucesivos planes de estudios que no cambian en lo esencial, logran hacer de la escuela un lugar de educación integral. Y modelos de escuela diferente que se van ofreciendo en cada vez más lugares.

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